Osuna aparece ante el viajero sobre una colina, a media ladera, dominando un amplio paisaje de campiña. Al sur, se atisban las primeras estribaciones de la Subbética. Esa elevación se conforma sobre un sustrato rocoso de areniscas calcáreas, que aflora en diferentes puntos del territorio. Esa piedra ha servido desde la antigüedad más remota a los habitantes de esta zona para construir sus edificios.
Desde hace milenios, el promontorio más elevado ha servido para suministrar los sillares con los que se han levantado casas, palacios, iglesias… Es así que el lugar recibe el nombre de Cerro de las Canteras. Su color ocre y su porosa textura han prestado su colorido y sabor a la ciudad desde los turdetanos hasta mediados del siglo XX.
El Coto Las Canteras ha sido testigo de la tradición y costumbres de la ciudad desde época remota. El resultado final de este singular espacio es fruto de esta historia. Actualmente recoge una colección de enseres y herramientas utilizadas para la extracción y transporte de piedras.
El Coto Las Canteras ha quedado como testigo de aquella tradición.